A lo largo de nuestra vida vivimos situaciones que resultan repetitivas. Cambian las circunstancias, cambian las personas… pero el resultado invariablemente es siempre el mismo.

Por un lado esto ocurre, por que tenemos una forma de pensar que nos lleva a realizar siempre las mismas cosas. Tenemos un patrón de pensamiento – acción que termina siempre en los mismos resultados.

Y por otro lado, tenemos que aprender a comprender que lo que vemos a nuestro alrededor es también fruto de nuestro interior, es un reflejo de nuestras creencias o de nuestro mundo interior y de nuestro nivel de consciencia.

Cuando proponemos la sanación es para empezar a ser conscientes de todo esto:

Uno conocerme y entender cuales son las creencias que me mueven a hacer esto, en vez de aquello o tomar una actitud y no otra ante una situación.

Y dos, al mismo tiempo aprender a ver que cuando una situación o una persona me hacen algo que me molesta y me hiere… no es sino por que me están mostrando lo que yo tengo que sanar  en mí y esa persona sólo me lo está mostrando, como en un espejo.

La sanación, es pues, un acto de introspección. Es conocernos a nosotros mismos y saber que ideas, conceptos o creencias nos limitan y no nos permiten desarrollarnos de un modo positivo.  Y aprender a ver a la persona ajena como un espejo, que nos muestra algo, que de otro modo no podríamos ver.

Cuando aprendes a mirar a los demás con esta curiosidad sanadora, se dejan de lado los juicios, por que sabes que lo que ves y te molesta es TUYO. Y cuando decides darle la vuelta, cambian muchas cosas que ni imaginabas que podían cambiar, por que encima no parecía ni que que tuvieran relación.

El beneficio inherente de la sanación es que te abre la mente, y ésta, ya no puede volver a la posición que tenia antes de empezar a sanar, por que lo que encuentras, cambia tu visión y tu perspectiva del mundo, tus valores… te cambia a tí en definitiva. Creces como persona, por lo que volver al tamaño de antes…. ya no es posible.

Rompes con los patrones de creencias que no te permitían tener experiencias positivas de la vida, y miras el mundo con otros ojos. Y a partir de ahí cada uno decide si quiere seguir avanzando o se queda en ese punto que tanto le ha ayudado.

Eso si…. la sanación es un trabajo personal e intransferible. Te pueden guiar si no sabes como hacerlo, o qué sería lo mejor hacer en tu caso, pero nadie puede hacer el trabajo por tí. Requiere, voluntad, paciencia, constancia y aprender a tomarse los tiempos que cada uno necesita y eso depende de lo consciente o inconsciente  que se esté de lo que queremos sanar.