¿Alguna vez has sentido que te atrae cierto tipo de raza?O que acabas de conocer a alguna persona y te produce un sentimiento demasiado……….(positivo o negativo) para haberle conocido hace poco tiempo? ¿Personas a las que acabas de conocer y hablas con ellas como si fuera un reencuentro de antiguos amigos? O personas que sin saber por qué, conectas enseguida, tenéis gustos afines, o ideas y en muchas cosas vais a la par? Que le miras a los ojos y sabes perfectamente cómo está, cómo se siente, o lo que piensa? O que escuchas su voz, y aún sin conocerle te llena de paz… o de rabia? ¿Alguna vez te has visto en situaciones de este tipo?

Todas estas cosas las sentimos, por que recordamos consciente o inconscientemente alguna vida en alguna cultura lejana y no podemos evitar que todavía hoy nos llene de curiosidad todo lo relacionado con esa raza o cultura, de hecho podemos saber cosas de ellos sin saber por que las sabemos, pero aún así, la sabemos.

O que nuestra alma reconoce a otro ser , porque las almas ya han compartido vidas y experiencias, aunque en esta vida, sea la primera vez que se encuentran. Las almas reconocen voces, gestos, miradas. Reconocen a alguien que ha tenido una influencia positiva, por eso nos genera paz y confianza enseguida, o negativa y por eso hay personas que nos dan mala espina, nos producen desconfianza y las rechazamos enseguida. Con estas personas tenemos una carga energética que tenemos que sanar y limpiar.

La primera vez que me pasó esto, tenía 10 años. Con los años siguió pasándome cada vez más y más a menudo. tardé tiempo en comprender por que me pasaba aquello, a nadie a mi alrededor le pasaba….o por lo menos no se daban cuenta que había algo común en aquellos encuentros que tenemos todos. Ahora ya sé el por que siento lo que siento cuando alguien nuevo entra en mi vida y me produce paz su presencia, o me llena de desconfianza o me enfada sin motivo ( hay que decir que algunas tienen mucha fuerza, mientras que otras resultan pasajeras). Todos sin embargo, vienen por dos motivos:

El primero, traen trabajo de sanación, por temas relacionados a otras vidas que ni tan siquiera recordamos.

El segundo, son espejo de partes nuestras que de otro modo no podríamos ver ni conocer, virtudes que podemos traer de vuelta a nuestra actual vida, por que están en nosotros y nos pertenecen.

Cuando crecemos espiritualmente, salimos de la faceta de victima, entrando en una faceta diferente en la que nos damos cuenta que todo lo que llega, viene para beneficio, para sanar y sanar y seguir sanando y para tener un auto-conocimiento de nosotros mismos en todos los aspectos ya que es imprescindible para poder integrar todas nuestras facetas sin ruptura ni separación de cualquier tipo, formando una unidad que el ego se empeña en hacernos creer que está fragmentado.

Conclusión

Este tipo de almas cuando aparecen, sean del tipo que sean, siempre absolutamente, es para ayudarnos a crecer. Para ayudarnos a ver, a conocernos en todas nuestras facetas, integrar nuestro ser y tener consciencia de unidad, para convertirnos en quienes hemos venido a ser, sin cargas, ni disfraces. Y para encontrar nuestra verdadera identidad, y realizar el trabajo que realmente hemos venido a hacer.